Obrador durante un acto por la mañana en Veracruz.
Foto: Miguel Dimayuga
Foto: Miguel Dimayuga
“¡Que vivan los jóvenes! ¡Que vivan los estudiantes!”, coreó en un mitin realizado en la cabecera municipal de esta ciudad, donde una pancarta de Josefina Vázquez Mota sobresalía a espaldas del candidato de la izquierda.
Don José, dueño de un restaurante ubicado en la plaza, no ocultó su simpatía por López Obrador, pero confesó que rentó el espacio para propaganda panista porque “la chuleta es la chuleta”.
Mientras tanto, López Obrador repetía: “Ya están muy nerviosos los que creían iba a ser pan comido la elección presidencial. Que si hacían una telenovela para poner a Enrique Peña Nieto en la Presidencia. Los jóvenes son mucha pieza”, gritó.
Acompañado por el senador veracruzano Dante Delgado, el exjefe de Gobierno de la Ciudad de México llamó a sus simpatizantes a dar “el último jalón” en la campaña.
Pidió el apoyo de los jóvenes para informar a los ciudadanos sobre sus propuestas; y agradeció el respaldo de quienes han ido convenciendo a la gente para ser protagonistas del cambio verdadero, lo cual se evidencia en las encuestas diarias donde se hace evidente su ascenso en las preferencias electorales.
Antes, en Cosoleacaque, aseguró que tiene 450 mil representantes de casilla para vigilar la elección presidencial del próximo 1 de julio.
Ante cientos de personas que atiborraron la plaza principal, el tabasqueño celebró el despertar de los jóvenes, así como de la sociedad que, afirmó, está bien “prendida”.
El candidato se dijo sorprendido del despertar de los jóvenes que, con sus manifestaciones, hicieron eco a su voz y a sus derechos, cambiando el rumbo de la elección que iba encaminada a la imposición del presidente, con el apoyo de la televisión.
En otro asunto, López Obrador también prometió que no privatizará Petróleos Mexicanos (Pemex) ni permitirá el saqueo de los recursos de la paraestatal, que aporta el 40% del Producto Interno Bruto (PIB), para fines particulares o desvío de recursos, como lo hizo el secretario general del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM), Carlos Romero Deschamps, en el 2000 a favor del priista Francisco Labastida, en el llamado Pemexgate.
Mitin bajo la lluvia
Más tarde, en la Plaza Alameda, en Orizaba, el aguacero no mermó en el ánimo de los veracruzanos que, empapados, gritaron “¡fuera el PRI!, ¡fuera el PRI!”, cuando López Obrador habló de abatir la corrupción en el estado, en caso de que gané la Presidencia.
Por la noche, las luces del enorme centro de convivencia comienzan a encenderse, igual que el ánimo de miles de personas que recibieron con gritos de emoción al tabasqueño, mientras en las orillas de esta población avanza sin cesar “La Bestia”, el tren que mañana, tarde y noche transporta en su techo a cientos de inmigrantes indocumentados, principalmente centroamericanos, que quieren llegar a Estados Unidos y que en su intento encuentran la muerte.
De eso no habló el candidato. Pero sí recordó un desplegado que publicó el PRI en el que le exige una explicación sobre el origen de los recursos que ha utilizado en los últimos seis años para recorrer el país, y que, según los priistas ascienden a más de mil millones de pesos. No saben, dijo López Obrador, que lo ha financiado la gente con sus regalos, sus donaciones al banco, explicó.
En esta tierra bajo control de la familia Yunes (Pepe y Héctor son candidatos a senadores por el PRI y el PVEM) López Obrador rechazó un paraguas que le ofrecieron para refugiarse de la lluvia. La gente, creativa, se guareció en el kiosko, se reunió alrededor de los puestos ambulantes, usó las banderas como paraguas. Cuando dejó de llover la muchedumbre regresó al mitin.
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