Felipe Arizmendi, obispo.
Foto: Janet Schwartz
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“Ante la apabullante publicidad de los partidos políticos y de sus candidatos para convencernos de que son la mejor opción; ante la envidiable creatividad de algunos jóvenes deseosos de hacerse sentir en la política; ante la astuta maña de adultos y de empresas comprados para influir en las decisiones del pueblo; y ante la incertidumbre de muchos electores, necesitamos criterios sólidos y confiables para discernir el trigo de la paja, la verdad de la mentira”, dijo Arizmendi Esquivel.
“Algunos dicen: ‘Yo no mato, no robo…’, y con esto se consideran buenos, como si con eso bastara. La vida es más que matar o robar. Somos y valemos en la medida en que vivimos según los mandamientos de la Ley de Dios, que no son más que preceptos de moral natural para lograr una convivencia social y política en paz, en justicia y en armonía. Y son los criterios para valorar a los diferentes candidatos a puestos públicos, para orientarnos y dar nuestro voto a quien nos merezca mayor confianza”, indicó el líder religioso.
Dijo que los mandamientos se refieren al reconocimiento de que no somos dioses, sino criaturas que deben reconocer a Dios como señor y padre; y agregó que “en la vida real hay quienes se consideran dioses, aparentan ser infalibles, poderosos, incorruptibles, sabios, conocedores de todo y de todos; asumen decisiones absolutas y actitudes que en algunos casos los convierten en caciques”.
Les dijo a sus feligreses que antes de emitir su voto, reflexionen “con serenidad qué candidatos se ajustan más, en su vida y en sus planteamientos”.
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