La reforma laboral es un claro retroceso a los derechos ya adquiridos por la clase trabajadora
Martín Esparza Flores | Revista Siempre!
Si
 los legisladores del PRI que levantaron la mano para aprobar la 
contrarreforma laboral pensaron que sus  correligionarios se iban a 
cruzar de brazos, están muy equivocados; la insurrección de los 
militantes del  tricolor en su contra ya se está gestando y con sobradas
 razones pues nadie, con dos milésimas de sentido  común, puede aceptar 
que tal agresión a los trabajadores y a los sindicatos sea aprobada por 
quienes, en sus documentos básicos, dicen ser defensores del pueblo.
Si
 analizamos lo que establecen los principios ideológicos del PRI, que 
regresará a Los Pinos el próximo  diciembre, podemos observar que en su 
capítulo III, donde se establece su “Compromiso con la Igualdad y  los 
Derechos Sociales”, en su punto 72, señala: “El mayor reto que tenemos 
los mexicanos como nación es  abatir la pobreza y la desigualdad que 
obstaculizan el pleno ejercicio de los derechos sociales establecidos 
 en la Constitución, e impide a millones de personas acceder a los 
beneficios del desarrollo”. 
En
 el punto 73, se dice: “En el PRI, ratificamos nuestro indeclinable 
compromiso en la defensa de las  conquistas sociales. No aceptaremos, 
bajo ninguna circunstancia, retroceder en los derechos constitucionales 
en materia de educación, salud, trabajo, campo, equidad de género y 
justicia para los  indígenas”.
Y
 en su punto 75, dejan establecido: “Tenemos la convicción de que para 
avanzar en la disminución efectiva de las desigualdades sólo 
podremos lograrlo con un desarrollo económico distributivo más acelerado
 y  perdurable, que genere empleos formales mejor remunerados para que 
los trabajadores y sus familias  puedan mejorar sus condiciones de 
vida”.
La
 pregunta que se hacen con toda razón no sólo los militantes del 
tricolor sino los mexicanos que les  refrendaron su confianza en julio 
pasado es: ¿cómo van a cumplir con sus compromisos establecidos en sus 
 documento básicos con una reforma laboral como la que aprobaron en el 
Congreso de la Unión? 
Su contenido, y no podrán negarlo los legisladores de ese partido, es todo lo contrario a sus postulados  partidistas. 
Ahora
 que organizaciones adherentes al PRI, pertenecientes a la CTM y al 
Congreso del Trabajo (CT), se  han dado cuenta de las gigantesca 
pifia política y legislativa que cometieron sus diputados y senadores, 
se  prepara una auténtica rebelión para echar atrás los destrozos no 
sólo ideológicos sino legales que se  cocinaron al más puro estilo 
panista en ambas cámaras.
Por
 ello, ya hay acuerdos como la celebración de la Primera 
Convención Nacional de Trabajadores contra la Reforma Laboral, 
pactándose las acciones a seguir para echar abajo este atentado en 
contra de millones de mexicanos; además, y de manera conjunta, en lo que
 será un hecho histórico, se verán juntos en marchas,  plantones y otras
 estrategias a realizar a sindicatos independientes y del CT, 
convocándose además a una gran consulta a los trabajadores para estallar
 la huelga nacional el próximo 20 de noviembre, aniversario de  la 
Revolución Mexicana.
La
 molestia generalizada es por demás evidente pues, con la 
legalización de las outsourcings y los contratos de prueba, la 
sindicación está herida de muerte y con ello el futuro de muchos 
sindicatos corporativos con los que por muchos años el PRI cimentó su 
sector obrero. 
Por
 donde quiera que se le vea, la reforma laboral es un claro retroceso 
a los derechos ya adquiridos por la  clase trabajadora. No se puede 
defender lo indefendible y eso lo saben perfectamente las propias 
 organizaciones priistas que ahora tomarán por asalto las calles y 
plazas públicas ante la traición cometida por  sus representantes en el 
Congreso, los que ahora, seguramente, ya no sabrán dónde esconder la 
cabeza. Avestruces legislativas, para ser exactos. 
 
 
 
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