Asamblea Nacional del PRI.
Foto: Miguel Dimayuga.
Foto: Miguel Dimayuga.
Así, aceptó incluir en su máximo órgano de gobierno, la Comisión Política Permanente, al Ejecutivo federal, quien tomará las decisiones de este instituto político junto con gobernadores, presidentes municipales y legisladores.
En 1994, al arrancar la que sería la última presidencia de la República en manos del PRI de manera ininterrumpida, Ernesto Zedillo anunció lo que llamó “la sana distancia” entre el poder federal y el PRI.
El partido se empezó a desdibujar y dejó de tener todo el control político que la Presidencia de la República le impregnaba al convertirlo en simple correa de transmisión de las decisiones presidenciales.
Hoy, en su XXI Asamblea Nacional del PRI y de regreso al poder federal, decidió sumar abiertamente al presidente de la República a su máximo órgano de gobierno.
Además, aceptó reclutar nuevamente a los priistas conversos que abandonaron las filas de este partido. Su inclusión se hará previa valuación de la comisión de justicia.
Y para ampliar aún más la membresía priista, el PRI decidió abrir sus candidaturas a puesto de elección a gente “externa”.
Y en concordancia con las políticas sociales anunciadas por Peña Nieto, el PRI incluyó en sus documentos básicos promover políticas para generar “hambre cero” en el país. Esto en línea con la llamada Cruzada Contra el Hambre que emprendió Peña Nieto.
Otros dos cambios aprobados este sábado en mesas de trabajo y que serán aprobadas por la asamblea en pleno este domingo, será obligar al tricolor a que “elimine tratamientos fiscales especiales” y que los subsidios sean “generalizados” para que beneficien a los que menos tienen y quienes a partir del año entrante podrían estar pagando más impuestos, como por ejemplo, el IVA en alimentos y medicinas.
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