Calderón en diciembre de 2006. Tiempo de guerra.
A pesar de que durante su gobierno empleó la expresión “guerra contra la delincuencia” en más de una ocasión en sus discursos, el exmandatario se lavó las manos y aseguró que la violencia en México comenzó a crecer en 2004, cuando expiró la prohibición de la venta de armas de asalto en Estados Unidos.
El panista, cuya presencia en Harvard ha generado una fuerte polémica a nivel nacional e internacional debido al número de muertos y desaparecidos que dejó en los seis años de su mandato –70 mil y 25 mil, aproximadamente–, también hizo una confesión: que su error más grande en el sexenio fue haber delegado en el secretario de Gobernación la relación con el Congreso.
La pregunta se la hizo una persona a través de Twitter y Calderón la respondió de manera abierta:
“Cuando Mouriño murió (Juan Camilo, entonces secretario de Gobernación) nombré a otro secretario de Gobernación (Fernando Gómez Mont) y delegué mucho la relación con el Congreso. Debí haberme mantenido más cercano. Él y el secretario de Hacienda hicieron posibles la reforma de pensiones y la reforma energética al principio de mi administración”.
Agregó que en ese entonces se reunía con frecuencia con los legisladores, desayunaba y almorzaba con ellos.
“Fueron reuniones frecuentes, uno a uno, pero un día Juan Camilo murió, tuvo un accidente… fue un momento muy doloroso. Tuve otro secretario, le delegué muchas de las relaciones con el Congreso.
“Mirando hacia atrás, y eso es muy difícil por cierto, probablemente todos esos años después necesité trabajar un poco más en términos personales con el Congreso”, apuntó.
Durante su participación en el foro, Calderón también defendió que su partido suscribiera el Pacto por México impulsado por el gobierno de Enrique Peña Nieto. Acción Nacional, agregó, sigue un principio muy antiguo “que establece que el interés nacional es más importante que el interés del partido”.
Mencionó que el gobierno de Peña Nieto tiene una ventaja “que ninguno de nosotros tuvo en el pasado ni durante la era democrática de los presidentes mexicanos ni antes: el apoyo real y leal de los partidos de oposición, incluso del PAN”.
Añadió:
“Quería ser un expresidente muy prudente y eso incluye la idea de no dar muchas opiniones del nuevo gobierno, le deseo lo mejor, porque en verdad quiero lo mejor para el pueblo mexicano”.
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