La Jornada
Miguel Concha
Se aproxima el primero
de mayo, día en que los trabajadores festejan sus luchas y conquistas
por tener una vida digna. En México, sin embargo, el tema será el
recrudecimiento de la injusticia laboral, la falta de libertad sindical y
la violación recurrente de los derechos humanos laborales más
elementales. Todo esto en el contexto de un sexenio que termina bajo el
signo de la pobreza, la muerte y la criminalización de la lucha social.
En la denuncia de la situación tendrá un papel fundamental el
Tribunal Internacional de Libertad Sindical, que este fin de semana
sesiona en la ciudad de México.
Si bien es cierto que desde hace décadas México ha estado bajo
gobiernos que han abandonado su obligación constitucional de proteger a
la clase trabajadora, para declinar en favor de los patrones, la actual
administración se ha distinguido por llevar esta política a extremos
verdaderamente inimaginables. Para ello ha echado mano de instrumentos
tan perversos como la tercerización (outsourcing), los
contratos colectivos de protección patronal, la dilación y
discrecionalidad en la impartición de la justicia, la arbitrariedad de
las autoridades laborales y su complicidad con sindicatos fantasma,
hasta llegar a la violencia física contra los trabajadores y sus
organizaciones, a través del uso de golpeadores o paramilitares, como
los utilizados para romper la huelga minera de Cananea en 2010.Aunque constantemente se ven rebasados por actos que buscan impedir su organización, es cierto que han ocurrido algunos cambios que favorecen su protección legal. Es el caso de la reforma constitucional de junio de 2011, que, merced a la modificación del artículo 102-B, da a las Comisiones de Derechos Humanos facultad para conocer en el ámbito laboral. O la del artículo 1, que permite que lo relativo a los derechos humanos, incluidos los laborales, se interpreten en consonancia con la misma Constitución y los tratados internacionales en la materia, como el Convenio 87 de la Organización Internacional del Trabajo sobre libertad sindical.
Por su parte la Suprema Corte de Justicia de la Nación emitió la tesis jurisprudencial 32/2011, con la que limita la competencia de la Secretaría del Trabajo y de las Juntas de Conciliación y Arbitraje para verificar la legalidad de las elecciones dentro de los sindicatos y en el proceso de entrega de la toma de nota, y con ello impide que la autoridad laboral haga revisión o investigaciones que, sin importar lo asentado en las actas correspondientes, desautoricen las resoluciones de la asamblea sindical. Esto por lo menos en el papel devuelve a los trabajadores su derecho a elegir libremente a sus representantes, aunque todavía hace falta vigilar que se cumpla.
En contraposición encontramos el anticonstitucional decreto del pasado 27 de octubre de la Junta de Conciliación y Arbitraje en el DF, que con el eufemístico nombre de
criterios de funcionamientoimpuso una verdadera reforma laboral regresiva que violenta la libertad sindical, al imponer a los trabajadores que buscan organizarse sindicalmente unos 330 requisitos. Con ello, la Junta Local dejó por escrito lo que cotidianamente se realiza: la violación de los derechos laborales colectivos. Las y los trabajadores deben atravesar un verdadero vía crucis para contar con un sindicato auténtico, aunque casi nunca lo consiguen, perdiendo en ello muchas veces su trabajo y arriesgando incluso su integridad física.
En México, pues, no existe prácticamente el derecho de libre
asociación sindical y contratación colectiva. Y democratizar la vida
laboral es indispensable para hablar en serio de democratización del
país y de respeto a los derechos humanos básicos.
Ante esta situación un grupo de sindicatos y organizaciones de
México, Estados Unidos, Canadá, España y varios países latinoamericanos,
se dieron a la tarea de crear y mantener una instancia civil de peso
internacional y de indiscutible calidad moral, que juzgue y resuelva
sobre estos graves problemas. De ahí el surgimiento del Tribunal
Internacional de Libertad Sindical.
Ante este Tribunal, creado en 2009, ha comparecido un sinnúmero de
sindicatos y movimientos para denunciar los atropellos sufridos por
patrones y autoridades laborales. Los más significativos han sido los
sindicatos Mexicano de Electricistas, Minero, de Telefonistas, de
Trabajadores Unidos de Honda, de Vidriera del Potosí, Unión de Técnicos y
Profesionistas Petroleros, entre muchos otros. Estos gremios han
encontrado ahí una caja de resonancia a su problemática.
Con base en las pruebas y testimoniales presentadas por trabajadores
de todo el país, el Tribunal ha condenado al gobierno mexicano por ser
el principal responsable de las violaciones a la libertad sindical.
Dichas sentencias han sido entregadas a instancias de los poderes
Ejecutivo, Legislativo y Judicial, así como a comisiones de derechos
humanos. También se han presentado a nivel internacional a diversas
instituciones, lo que ha servido para que en distintas latitudes se
conozca la realidad de las y los trabajadores mexicanos.
Para dar continuidad y permanencia a sus trabajos, el Tribunal
sesiona nuevamente en la ciudad de México. Sus miembros abordarán
también su consolidación como
Tribunal Permanente de Libertad Sindical para América Latina, opción que deriva del prestigio que ha logrado con la visibilización de la problemática mexicana, con sus resoluciones jurídicamente impecables, y con la necesidad de contar con una instancia de este nivel, expresada por sindicalistas de los países del sur del continente.
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