Las compras de pánico en la sucursal Zaragoza de Soriana.
Foto: Benjamin Flores
Foto: Benjamin Flores
Con
el “árbitro” electoral reducido a un mero ente legalista que cuando no
es omiso actúa con lentitud y autocomplacencia, el caso de la
escandalosa compra masiva de votos que se le atribuye al PRI mediante
las tiendas Soriana pone de nuevo en entredicho al IFE y la legitimidad
misma del proceso electivo nacional. La magnitud de lo que muestran las
numerosas evidencias no sólo concitó la impugnación lopezobradorista,
sino que incluso le devolvió la voz al presidente Felipe Calderón y a la
candidata del PAN, Josefina Vázquez Mota, quienes en un primer momento
validaron la elección del 1 de julio y el triunfo de Enrique Peña Nieto y
ahora denuncian la inequidad del proceso.
El coordinador de campaña de Andrés Manuel López Obrador, el senador Ricardo Monreal, consideró los comicios del 1 de julio como “los más sucios” de la historia electoral mexicana, y su calificación se halla confirmada en la denuncia de la izquierda contra el candidato presidencial priista Enrique Peña Nieto (EPN) por rebasar los gastos de campaña; el escándalo de los 56 millones de pesos no pagados por el equipo del mexiquense al Grupo Financiero Monex bajo el acuerdo de posicionar su imagen; los convenios millonarios otorgados por gobernadores priistas al Grupo Soriana para repartir miles de tarjetas con el fin de comprar millones votos; la aportación de dinero de particulares, y un paquete de 37 facturas y tres listados del Grupo Financiero Monex por un monto de 240 millones de pesos, con el registro de “recompensas corporativo carga de saldos prepago”.
Así terminó la Operación maletas, como fue llamada la estrategia detallada por la reportera Jesusa Cervantes en Proceso 1860, del 24 de junio, donde dio cuenta de estos tipos de “promoción” del voto a favor de Enrique Peña Nieto.
La triangulación de
recursos estuvo en buena parte a cargo de empleados de la educación y
maestros, así como de militantes priistas, porque al PRI le preocupaba
el resultado de los comicios sobre todo en seis entidades: Jalisco,
Guerrero, Puebla, Veracruz, Tabasco y el Distrito Federal.
En entrevista con Proceso, Monreal manifestó: “El problema no está en el conteo de votos, sino en el compreo
de votos. Hubo una campaña sucia, no hubo equidad, no hubo
profesionalismo, no hubo objetividad del Instituto Federal Electoral.
Fue incluso la más sucia en la historia del país, pero, además, de un
cinismo y de una corrupción que quieren hacer parecer como normales o
que aceptemos como normales.“Fueron tres operaciones: la de los 4 millones de tarjetas Soriana prepagadas, la de Monex, y la alineación de las encuestadoras para favorecer la imagen de Peña Nieto”, resaltó Monreal. (Con información de Jenaro Villamil)
(Extracto del reportaje que se publica esta semana en la revista Proceso 1862, ya en circulación)
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