Por segunda vez, miles repudian la imposición de Peña.
Foto: Miguel Dimayuga
Foto: Miguel Dimayuga
A Peña Nieto, quien encabeza el cómputo oficial de la elección presidencial, lo persigue la sombra de las múltiples violaciones a derechos humanos cometidas durante el operativo policial en Texcoco y San Salvador Atenco, los días 3 y 4 de mayo de 2006.
En aquella ocasión, los hechos violentos dejaron como saldo 47 mujeres detenidas; de las cuales 26 fueron víctimas de violación sexual.
Esta es “la piedrita en el zapato” para Peña Nieto, advierten activistas.
Las
denuncias por el operativo avalado por el entonces gobernador del
Estado de México están ya ante la Organización de Naciones Unidas y la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
Organizaciones
civiles presentarán el martes 17 de julio en Nueva York un informe
sobre Atenco ante el Comité de la Convención sobre la Eliminación de
Todas las Formas la Discriminación contra la Mujer (CEDAW, por sus
siglas en inglés).
El documento fue elaborado por la Organización
Mundial Contra la Tortura (OMCT) y el Centro de Derechos Humanos Miguel
Agustín Pro Juárez (Prodh).
Ahí se evidencia la impunidad en las
torturas sexuales contra las mujeres durante un operativo caracterizado
por el “uso excesivo e indiscriminado de la fuerza” ordenado por quien
hoy pretende gobernar el país
Ningún responsable detenido
Araceli
Olivos Portugal, abogada del Centro Prodh –organización que acompaña a
las mujeres de Atenco–, explica que a seis años de distancia de los
hechos no hay ningún policía federal o estatal, o funcionario consignado
por actos de tortura.
En 2006, el Comité de la CEDAW ya había
recomendado al Estado mexicano que la Fiscalía Especial para los Delitos
de Violencia contra las Mujeres y Trata de Personas (Fevimtra),
dependiente de la PGR, tuviera jurisdicción en el caso para investigar y
sancionar a los culpables.
Sin embargo, en 2009 la Fevimtra
declinó el caso a favor de la Procuraduría General de Justicia del
Estado de México (PGJEM); argumentó “falta de competencia”.
El
informe de la OMCT y el Centro Prodh destaca el incumplimiento de México
de la recomendación de la CEDAW, ya que a más de seis años de los
hechos ni un solo policía ha sido sancionado penalmente.
También
advierte que la PGJEM no ha garantizado el acceso de las mujeres a la
justicia; además, reitera que la Fevimtra sí era competente para
continuar con las investigaciones y consignar a los responsables.
La
abogada del Centro Prodh señala que sin importar quién llegue a Los
Pinos, el tema será todo un reto para la nueva administración porque
tendrá que responder a las recomendaciones que emita el Comité de la
CEDAW.
Apunta que la represión en Atenco ya es un caso contra el
Estado mexicano, porque en noviembre de 2011 la CIDH lo admitió para su
análisis.
En 2008, y ante la falta de justicia en México, 11 de
las 26 mujeres sobrevivientes de tortura sexual llevaron su denuncia
ante la CIDH, organismo que eventualmente podría enviar la demanda ante
la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Coidh).
Aunque el
Comité de la CEDAW y la Coidh buscan evidenciar la responsabilidad del
Estado mexicano sin hacer alusiones a personas en específico, las
organizaciones civiles han señalado que uno de los principales
responsables es Peña Nieto.
“Manchado de sangre”
El pasado
11 de mayo, durante su visita a la Universidad Iberoamericana, el
candidato presidencial del PRI-PVEM dijo que en Atenco reestableció el
orden: “Fue una acción determinada personalmente, que asumo
personalmente (sic)”.“Está manchado con sangre de Atenco, está condenado por todo lo que ordenó contra nuestro pueblo”, advierte indignada América del Valle, perseguida política tras los hechos de mayo de 2006, al hacer un balance del significado de este movimiento en la actual coyuntura política.
Tras reconocer que aún hay un clima de
miedo por lo que representa el virtual candidato electo –cuestionado por
presuntas irregularidades electorales– Del Valle afirma que las
demandas de San Salvador Atenco persisten.
“El temor más grande
que tengo es que nos quedemos callados, que a este pueblo mexicano se le
olvide y le dé la bienvenida como si nada hubiera pasado a un represor
que apenas hace seis años cometió lo que cometió”, sostiene.
Sobre
este tema, Trinidad Ramírez, integrante del Frente de Pueblos en
Defensa de la Tierra (FPDT) y que participó activamente en el
movimiento, asegura desafiante: “Estamos y seguiremos siendo la piedrita
en el zapato”.Advierte que las violaciones a los derechos humanos cometidas contra la gente de Atenco, entre encarcelamientos, persecuciones injustas y tortura sexual, reflejan al “hombre represor” que es Peña Nieto y a quien no le importaría repetir un conflicto similar.
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