26 septiembre 2012 | Gran Angular | Raúl Rodríguez Cortés | El Universal
Lejos
están Felipe Calderón y Javier Lozano Alarcón de cantar victoria en el
caso de Luz y Fuerza del Centro y el Sindicato Mexicano de
Electricistas. Se dirá, sí, que la empresa ya fue extinguida y que eso,
en sí, ya es una victoria. Y acaso lo sea, pero pírrica, es decir, una
victoria obtenida con más daño al vencedor que al vencido, como solía
ocurrir con Pirro, rey de Epiro, en la antigua Grecia. Porque los
trabajadores del SME que no se liquidaron tendrán que ser recontratados
por la Comisión Federal de Electricidad (CFE) como patrón sustituto o
por un nuevo organismo público descentralizado creado para el efecto.
Calderón
decretó el 10 de octubre de 2009 la extinción de Luz y Fuerza del
Centro, y ordenó a la Policía Federal ocupar sus instalaciones. El
argumento: que dicho organismo era una sangría económica para el
gobierno federal y que su sindicato, el SME, era un gremio corrupto que
sólo protegía a holgazanes. Fue así que se transfirió a la CFE y a sus
trabajadores —afiliados a otro sindicato, el SUTERM—, la tarea de
suministrar energía eléctrica a la región central del país.
El
gobierno, a través del entonces secretario del Trabajo, Javier Lozano,
ofreció liquidar a los casi 20 mil trabajadores que quedaban en la
calle, pero 16 mil 599 no aceptaron e iniciaron una lucha que ya va para
tres años y que pasó del conflicto económico (jamás demostrado a
cabalidad), a la descarada intención de terminar las relaciones
laborales con el organismo, extinguir al SME y quitar de en medio así un
obstáculo más a la estrategia privatizadora de la industria eléctrica.
Fue
así que Lozano, hoy senador del PAN, respaldó una facción sindical
disidente encabezada por el ex tesorero Alejandro Muñoz (en la cárcel
desde el pasado 10 de septiembre por el presunto desvío de más de 22
millones de pesos de cuotas sindicales), negó la toma de nota al Comité
Ejecutivo encabezado por Esparza y exgió la reposición del proceso
electoral del gremio.
Pero
después de esas y muchas otras maniobras leguleyas en las que la Junta
Federal de Conciliación y Arbitraje actuó parcialmente, el SME mantiene
vigencia y registro como sindicato nacional de industria, después de
obtener del Segundo Tribunal Colegiado de Circuito en Materia del
Trabajo un amparo que reconoce su contrato colectivo de trabajo, además
de la existencia de un patrón sustituto, lo que a cualquier costo
querían evitar Calderón y Lozano, así como sus incondicionales Álvaro
Castro, ex subsecretario; Gary Jorge Pérez Grijalva, director de
Acuerdos y Asuntos Colectivos de la Secretaría del Trabajo, y Eduardo
Andrade Salaverría, presidente de la Junta Federal de Conciliación
Arbitraje (JFCA).
Ésta
deberá, en los próximo días, elevar a laudo este fallo jurisdiccional
inapelable que ampara, reconoce patrón sustituto y abre así las puertas a
la recontratación de los 16 mil 599 trabajadores en lucha por parte de
la CFE o un nuevo organismo público descentralizado.
Sin
dejar de ver todos los vicios y la opacidad en que se ha movido el
sindicalismo mexicano del que forma parte el SME, debe destacarse que
hay luchas largas pero que rinden frutos, y ésto no debe perderse de
vista de cara a la reforma laboral que limita derechos de los
trabajadores y que está en vías de aprobación.
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