La memoria de la luz aparece en el AGN
17 julio 2013 | Abida Ventura | El Universal
17 julio 2013 | Abida Ventura | El Universal
Entre
los documentos y archivos gráficos inéditos que el Archivo General de
la Nación sacó a la luz en febrero pasado en la posición Un Siglo sin
Madero, que conmemoraba los 100 años de la Decena Trágica, destacaba una
serie de fotografías que mostraban los daños en postes, cableado
eléctrico y en edificios de la Ciudad de México, después de los 10 días
de fuego cruzado que los habitantes de la capital presenciaron en
febrero de 1913.
Esas
imágenes inéditas, provenientes del Fondo Luz y Fuerza del Centro
(LFC), fueron la primera pista que llevó a la consulta del vasto, y casi
desconocido, archivo histórico de esta compañía extinta por decreto
presidencial en octubre de 2009.
Ese
archivo, que llegó al edificio de Lecumberri en julio de 2010 por una
transferencia del Servicio de Administración y Enajenación de Bienes
(SAE) de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público -dependencia
encargada de la liquidación de la paraestatal-, comprende poco más de
800 cajas que desde su llegada a la Galería 8 del AGN han sido poco
consultadas.
Ese
material resguardado en cajas negras de cartón , que portan el logotipo
de la compañía extinta, aún no ha sido catalogado e identificado, por
lo que su contenido es casi desconocido, incluso para el personal del
AGN que lo custodia.
"Todavía
no se ha hecho un proceso para verificar, contar y decir son tantos
documentos y de qué se tratan", comenta Inés Ortiz Caballero, jefa del
Departamento de Centro de Información Gráfica del AGN, mientras revela a
El Universal algunas imágenes de ese acervo.
Las
fotos, recibos, facturas, mapas, planos, inspecciones, solicitudes de
servicios y documentos diversos resguardados en este archivo datan de
finales del siglo XIX hasta 1988. Se trata de un universo documental y
gráfico que contiene la memoria de la compañía eléctrica, desde antes de
su fundación, como la empresa privada The Mexican Light and Power
Company, Limited en 1903, hasta finales del siglo XX, cuando ya es una
empresa estatal consolidada. Ese rico material también ofrece la
posibilidad de conocer el desarrollo de la industria eléctrica en el
centro del país por más de un siglo.
Una
parte sustancial e inédita del acervo se encuentra en las 251 cajas que
contienen más de 10 mil fotografías impresas en soporte de papel, en
acetatos, negativos de vidrio y placas de nitrato. Destaca entre otros,
el álbum número 10, identificado como el de la "Decena Trágica" que,
según la etiqueta de la portada, contiene 177 fotografías de 1910. Sin
embargo, al hojear el álbum las escenas de los destrozos en las calles,
postes y cableados que dejó el enfrentamiento armado en febrero de 1913
me mezclan con una serie de imágenes del desfile militar del 16 de
septiembre de 1920 y con otras de instalaciones de la entonces The
Mexican Light and Power Company, Limited.
En total, sobre la Decena Trágica son cerca de 100 fotografías, la mayoría de ellas inéditas y de autor desconocido.
Entre
los 20 álbumes fotográficos que hasta ahora ha contado el personal del
Archivo General de la Nación también hay uno con imágenes de 1909 a
1910; que muestra el proceso constructivo y funcionamiento de la planta
de Necaxa, en la sierra de Huauchinango, Puebla. Algunas panorámicas
muestran el paisaje donde se asentó esta presa hidroeléctrica, la
primera del país, así como la instalación de su infraestructura.
Es
ese vasto acervo fotográfico aún sin identificar también hay, según
Coello Ugalde, imágenes poco conocidas de cuando una cuadrilla de
trabajadores de la compañía Luz y Fuerza del Centro descubrió el
monolito de la Coyolxauhqui, en 1978, en el Centro Histórico.
Los pendientes
Adheridas
a un soporte de cartoncillo y con algunas huellas de deterioro, las
fotografías de este archivo histórico requieren de un proceso de
estabilización inmediata para que se puedan conservar.
Estas
fotografías tendrían que estar estabilizadas, en un material especial,
libre de ácido. Tendrían que desprenderse de este cartoncillo, en donde
están pegadas con un adhesivo; habría que hacerles una guarda especial y
mantener a temperatura y humedad adecuada para que no progrese más el
daño", comenta Inés Ortiz Caballero, quien asegura que a pesar de las
condiciones en que se encuentran, algunos materiales frágiles, como los
negativos de vidrio, están en buen estado.
Sin
embargo, la intervención de este archivo todavía está pendiente, pues
antes de estos cientos de cajas, el Archivo General de la Nación tiene
en lista otros materiales por conservar. "No contamos con recursos ni
con personal", comenta Inés Ortiz Caballero.
Por
ahora, añade la especialista, lo que se planea en un futuro próximo es
un proceso de cotejo contra los inventarios proporcionados por el propio
Servicio de Administración y Enajenación de Bienes, así como su
catalogación.
"Aquí
está bien y se van a conservar, sólo se necesita un catálogo tanto para
consulta, como para control del material", sostiene Inés Ortiz
Caballero, mientras se paseaba por esas cajas que contienen la memoria
de una empresa que durante más de un siglo llevó luz a miles de hogares
ene l centro del país.
SAE y CFE no dicen dónde está el resto del archivo
El archivo histórico actualmente en custodia del Archivo General
de la Nación (AGN) es apenas una pequeña muestra del vasto acervo documental
que resguardaba Luz y Fuerza del Centro, sostiene el historiador José Francisco
Coello Ugalde, quien hasta octubre de 2009 estuvo a cargo del archivo histórico
de la compañía.
La idea de integrar ese archivo, cuenta, era un proyecto casi
nuevo. Inició en 2003, cuando la compañía cumplió 100 años. "La
integración del archivo duró cinco años, no tuvimos tiempo para hacer grandes
cosas", revela el historiador, quien dice que a la par de la
sistematización del archivo histórico también se planteó la creación de un
museo y una biblioteca alterna a la que tenía la paraestatal.
Pero estos proyectos quedaron truncos con la extinción de la compañía
en octubre de 2009, y hasta ahora, demanda, se desconoce el paradero de algunos
de los materiales que se resguardaban en la sede del archivo histórico, como
los de la biblioteca y el museo.
"LO que hay en el AGN es lo que hasta ahora se sabe que se
pudo rescatar", comenta.
El acervo para el museo, dice, comprendía unas 300 piezas y
objetos antiguos, como teodolitos, cascos, cámaras fotográficas, equipo de
medición para tableros y lámparas antiguas. Además, en el archivo histórico
comenzaba a conformarse una "biblioteca clandestina" que contaba ya
casi con 900 títulos entre tesis, libros especializados y revistas editadas por
la empresa.
Desde el cierre de la compañía el historiador, también integrante
del Comité para la defensa del patrimonio cultural, tecnológico e industrial
del sector eléctrico, A.C., ha buscado conocer el paradero de estos acervos, ya
que tras el anuncio de extinción, las instalaciones donde estaba el archivo, en
Tizoc 45, colonia Tlaxpana, fueron custodiados por la Policía Federal y el
acceso es restringido.
Una parte del acervo de LFC que sí se pudo salvar desde antes del
cierre fueron 163 rollos cinematográficos que también resguardaba la empresa.
Ese material, la mayoría en soporte de 16 y 35 milímetros, está en custodia de
la Filmoteca de la UNAM desde 2006 y comprende materiales de 1928 a 1990.
"Es material que sirvió para cursos de capacitación de personal, pero también
hay mucho material publicitario de los años 50 y 60", dice el historiador,
quien en colaboración con la Filmoteca acaba de terminar la catalogación de
este fondo cinematográfico.
A tres años de la extinción de la empresa el historiador cuestiona
el destino que tuvieron las dos bibliotecas, el acervo del museo, así como los
archivos que tenían los centros de trabajo que la compañía tenía en estados del
centro del país.
Confía en que las dependencias involucradas en la custodia de los
bienes muebles e inmuebles de LFC (Comisión Federal de Electricidad y el
Servicio de Administración y Enajenación de Bienes) hayan puesto atención en
estos archivos que dan cuenta de la génesis y evolución de la
compañía.
El Universal consultó al Servicio de Administración y Enajenación
de Bienes sobre el paradero de la biblioteca y los otros archivos de la compañía
pero al cierre de la edición no obtuvo respuesta.
Para la arqueóloga Elsa Hernández Pons, especialista en patrimonio
industrial, ese archivo histórico y el acervo del museo debería estar muy bien
resguardado, ya que se trata de un acervo que permitiría conocer el desarrollo
de una industria que transformó la vida cotidiana de la población.
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