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domingo, 18 de diciembre de 2011

Visita con cálculo electoral

Proceso

Rodrigo Vera

Detrás del viaje que Benedicto XVI realizará a México el próximo año se ocultan intereses y cálculos que van más allá de la fe y la doctrina. Para el investigador Elio Masferrer, la presencia del Papa incidirá en alrededor de 40% de los votantes que en 2012 decidirán quién será el próximo presidente. Es más que evidente que la visita del sucesor de Juan Pablo II ha sido organizada por el gobierno en turno en un gesto desesperado, uno más, por impedir la derrota panista en los comicios de julio del año que se aproxima.
La visita del Papa Benedicto XVI a México planeada para marzo de 2012 “servirá para apoyar la candidatura del PAN a la Presidencia de la República”, asegura el investigador Elio Masferrer Kan, especialista en las tendencias del voto católico durante los procesos electorales.
Añade que los tiempos políticos de la visita papal están tan minuciosamente calculados por el PAN y la jerarquía católica, que el viaje está planeado para finales de marzo del año próximo, justo cuando arrancan las campañas políticas.
“Prácticamente será Benedicto XVI quien esté abriendo las campañas políticas, que empezarán el primero de abril… a los pocos días de su visita a México”, dice el experto.
–Y tres meses después será la elección presidencial…
–Sí, y para ese domingo 1 de julio todavía estará muy fresca la visita del Papa; por ello quedará registrada en la memoria reciente.
–¿Pero realmente influirá mucho la visita papal en el ánimo de los votantes?
–Según nuestros sondeos, la visita incidirá sobre 40% de la población. En un sistema tripartidista como el nuestro, la presencia del Papa podría definir la elección. Claro que ello dependerá de cómo se maneje la visita.
Masferrer –cuyo último libro, Pluralidad religiosa en México; cifras y proyecciones, está por salir en librerías– recalca que fue el presidente Felipe Calderón quien hizo formalmente la invitación al Papa.
“La visita la solicitó formalmente la Presidencia de la República, principal interesada en que venga el pontífice, pues sabe bien que el PAN, por sus afinidades ideológicas con la Iglesia, es el partido que más puede aprovechar el viaje del Papa.
“No es gratuito que ahora se anuncié públicamente que Calderón asistirá, en calidad de creyente, a una misa en la Basílica de Guadalupe, tal y como lo hacía el presidente Fox en su tiempo. Calderón siempre había mantenido su credo privado lejos de los reflectores. Pero ahora ya se está poniendo en sintonía con la visita del Papa.”
Por ello, dice, cualquiera de los tres aspirantes que consiga la candidatura panista a la presidencia de la República –Josefina Vázquez Mota, Santiago Creel o Ernesto Cordero– tendrá la bendición papal para participar en la contienda electoral.
–¿Qué otros indicios hay de que el PAN intentaría sacar provecho electoral del viaje?
–Si usted se fija, al Papa se le piensa llevar al Bajío, zona de fuerte raigambre cristera. Es el caso de Guanajuato, entidad gobernada por el PAN. Pese a que todavía no se define la agenda, la intención es llevarlo a enclaves del PAN o a zonas donde históricamente el panismo ha tenido una fuerte presencia. La negociación con el Vaticano es que el Papa no vaya a bastiones del PRI o del PRD. Quieren que todo lo que pise sea de color azul. Esa será la tónica del viaje.”
Más político que apostólico
El primer anuncio de la visita se hizo el pasado 10 de noviembre, cuando el vocero del Vaticano, Federico Lombardi, informó que el Papa estaba “estudiando un proyecto” para visitar México “en la próxima primavera”. Adelantó que en caso de concretarse la visita no iría a la Ciudad de México, pues su altitud podría afectar la deteriorada salud del octogenario pontífice. Indicó que el viaje se determinaría el 12 de diciembre, durante una ceremonia religiosa que el Papa realizaría en honor a la Virgen de Guadalupe.
Y así fue. El pasado lunes 12, en la misa guadalupana celebrada en la Basílica de San Pedro, en Roma, Benedicto XVI confirmó su viaje a México, que aprovechará para ir también a Cuba.
“Sostenido por el auxilio de la providencia divina tengo la intención de emprender un viaje apostólico, antes de la santa Pascua, a México y Cuba, para proclamar allí la palabra de Cristo y afianzar la convicción de que este es un tiempo precioso para evangelizar con una fe recia, una esperanza viva y una caridad ardiente”, dijo.
Aunque aún no se precisan fechas, la Santa Sede ya trabaja para que el viaje a ambos países se realice del 23 al 28 de marzo próximo. Se prevé que llegará primero a México, donde permanecerá del 23 al 26 de ese mes. Los dos días restantes –27 y 28– estará en Cuba.
De esta manera, el pontífice vendrá a México poco antes del 1 de abril, fecha en que arrancan las campañas políticas y comienza también la Semana Santa.
Hasta el momento no se han definido los lugares que visitará Joseph Ratzinger, aunque tal vez estará en Jalisco, Querétaro y Guanajuato, principalmente en esta última entidad, donde encabezará diversos eventos multitudinarios, incluyendo una peregrinación al Santuario de Cristo Rey, en el Cerro del Cubilete, enclavado en el centro del país y lugar emblemático de la lucha cristera.
Para definir el itinerario, la semana pasada estuvo en México Alberto Gasbarri, encargado de la comisión vaticana que organiza los viajes del Papa. La nunciatura apostólica no quiso informar a Proceso acerca de sus actividades y mantiene en reserva los preparativos. Sin embargo, trascendió que el enviado del Vaticano sólo estuvo en Guanajuato, por lo que, al parecer, se dará preferencia a esa entidad gobernada ininterrumpidamente por el PAN desde hace 20 años.
“Ya todo está cocinado –recalca Masferrer–. El estado panista de Guanajuato tendrá preferencia. Ese y otros acuerdos se tomaron en noviembre pasado durante la última asamblea plenaria de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) a la que asistió el líder nacional del PAN, Pablo Emilio Madero, quien incluso comió con los obispos en la sede del episcopado. Madero hizo en corto todos los amarres. Ya después, los obispos fueron a Los Pinos a cenar con Calderón para cerrar el pacto político.”
Desde hace varios años, en cada proceso electoral federal, Masferrer, quien es profesor-investigador de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) y preside la Asociación Latinoamericana para el Estudio de las Religiones, encabeza un equipo de encuestadores que analiza la tendencia de lo que él denomina el “voto creyente”.
El especialista indica que “como preámbulo a la visita del Papa”, el Vaticano envió a México las reliquias del beato Juan Pablo II, que recorrieron durante cuatro meses todo el país, desde finales de agosto hasta el jueves 15.
Estrategia
El 21 de agosto pasado el presidente acudió a la nunciatura apostólica para dar el banderazo de salida a la peregrinación de las reliquias, que consistían en una cápsula con sangre del beato, así como algunas de sus suntuosas vestimentas que usó en vida y que ahora llevaba puestas un muñeco de cera que representaba al llamado “Papa viajero” (Proceso 1817).
Dice Masferrer:
“El peregrinaje de las reliquias lo utilizó la Iglesia como un termómetro para medir su poder de convocatoria en distintos puntos del país. Esta peregrinación y la visita del Papa son parte del mismo proyecto.”
–¿Qué se pretende finalmente con dicho proyecto?
–Conseguir el voto de centro-derecha en las próximas elecciones presidenciales. Esa es la pretensión del Vaticano y del PAN. Ese voto abarca una franja muy amplia en la que abrevan principalmente el PAN y el PRI, aunque también en menor medida otros partidos políticos.
–¿De qué porcentaje estamos hablando?
–Según nuestras encuestas, aproximadamente 60% de la población es de centro-derecha. Pero no es un bloque homogéneo. Tiene sus matices. Por ejemplo, hay votantes de centro-derecha que son acendradamente católicos; otros, en cambio, son más inclinados hacia lo laico. También hay quienes jamás votarían por un candidato de izquierda. Lo que ahora intenta el PAN es utilizar al Papa para ganarse todo ese espectro de electores, blindarlo a su favor para que no haya fuga de votos hacia otros partidos.
–¿Es viable este proyecto?
–Sí, pues aquí el PAN y la Iglesia conforman prácticamente un bloque, al compartir posturas como el rechazo al aborto, a la eutanasia, a los matrimonios entre personas del mismo sexo, o al propugnar por una educación católica, entre otros puntos en común que los unen históricamente.
“Así, gracias a su alianza con la Iglesia, el candidato panista, sea quien sea, le llevará ventaja a Enrique Peña Nieto, el principal aspirante presidencial del PRI y quien está haciendo grandes esfuerzos por ganarse el voto católico.
“Pero Peña Nieto está entrampado. Si se pone demasiado clerical pierde votos laicos, y si se pone demasiado laico pierde votos católicos. Junto con algunos obispos mexicanos, entre ellos el presidente del episcopado, Carlos Aguiar Retes, Peña Nieto fue al Vaticano a ver a Benedicto XVI y se sacó fotos con él, que hizo circular profusamente. Fue un espectacular golpe mediático y un gancho al hígado para el PAN.
“Luego Peña Nieto anunció que iría a Roma para asistir a la beatificación de Juan Pablo II, celebrada el pasado 1 de mayo. Pero desistió a última hora. Ese nuevo viaje al Vaticano ya le pareció a su partido un exceso de clericalismo. Y quizá también hubo maniobras del gobierno calderonista que le impidieron a Peña realizar el viaje.
“El PRI no es el PAN. En el tricolor hay una tradición jacobina y laica que no le permitirá a Peña Nieto aliarse abiertamente con el clero, pese a que, según acaba de ventilarse en los medios, el precandidato priista prometió a la jerarquía católica reformar el artículo 24 constitucional para que se permitan actos religiosos fuera de los templos.”
Respecto a la izquierda –abunda Masferrer– es muy difícil que pueda capitalizar electoralmente la visita papal, aun con el nuevo discurso sobre el amor que acaba de adoptar el otrora aguerrido Andrés Manuel López Obrador, su precandidato presidencial.
También recalca que durante las campañas presidenciales, el pleno de obispos suele citar a cada candidato para que externe su postura en torno al aborto y el matrimonio gay, entre otros temas espinosos que interesan a la jerarquía. Con la visita del Papa –dice– este incómodo interrogatorio cobrará mayor relevancia y tendrá más reflectores.
Y agrega:
“En el fondo, Benedicto XVI no quiso ir a la Ciudad de México para no toparse con el jefe de gobierno capitalino, Marcelo Ebrard, quien despenalizó el aborto y legalizó el matrimonio gay. ¡Imagínese!, una foto de Marcelo entregándole al Papa las llaves de la ciudad. ¡No! ¡Es inconcebible!
“Además, la arquidiócesis de la ciudad de México está a cargo del cardenal Norberto Rivera Carrera, quien fue amigo y abierto defensor de Marcial Maciel, actualmente repudiado por el Papa y el Vaticano. Maciel ya se convirtió en un lastre.
–Pero el cardenal Rivera acaba de estar en Roma, y allá declaró que es posible que el Papa venga a su arquidiócesis.
–Sí. Estuvo como cuatro semanas en El Vaticano, muy probablemente cabildeando para que el Papa vaya a su circunscripción eclesiástica. Pero el cardenal ha quedado al margen por su cercanía con Maciel, por sus oscuros negocios a costillas del culto guadalupano y porque ha sido un fracaso como pastor. ¡No convoca fieles! A sus misas dominicales en catedral irán unas 200 personas, la mitad son los guardias de seguridad que llegan con sus familias. Sus misas no despiertan ni siquiera la curiosidad de los turistas que deambulan por el Zócalo, mucho menos el fervor de los fieles.
“Otro de los factores que influye para que el Papa no venga a la Ciudad de México son las movilizaciones de repudio a las que podría quedar expuesto. Grupos feministas, organizaciones a favor de la diversidad sexual o indignados por la pederastia sacerdotal pueden fácilmente manifestarse en el Distrito Federal. Benedicto XVI ha sido muy cuestionado en sus viajes por los países europeos. El Vaticano no quiere que esto se repita en México.”
–¿Entonces no es la altura de la ciudad lo que le afecta?
–Claro que no. Si realmente fuera la altura no estarían planeando un evento en el Cerro del Cubilete, que está a 2 mil 500 metros sobre el nivel del mar. Tampoco lo traerían en el caluroso mes de marzo, ni mucho menos lo llevarían después a la ardiente primavera cubana.
El investigador insiste en que todo forma parte de “un pacto” para llevarle votos al PAN, en el que se incluye la publicitada misa guadalupana a la que asistirá Calderón, programada para este domingo 18 en la Basílica de Guadalupe.
“Fervoroso católico”
El jueves 15 Hugo Valdemar, vocero de la arquidiócesis de México, informó que la Presidencia de la República ya les había confirmado la asistencia de Calderón a misa.
“El presidente irá –dijo– en calidad de ‘ciudadano’ y de ‘creyente católico’, lo cual no tiene nada de extraño, pues es un fervoroso católico que semanalmente asiste a misa dominical, a las parroquias de San Agustín o San Ignacio, en Polanco.”
Por su parte, Roberto Velázquez Nieto, investigador del Archivo Secreto Vaticano y especialista en las relaciones entre México y la Santa Sede, expone:
“Como candidato presidencial, en 2006, Calderón prometió a los obispos que trabajaría para que se permitiera la educación religiosa en las escuelas públicas. Y como presidente, en alianza con la Iglesia, impugnó la despenalización del aborto y la legalización del matrimonio gay en el Distrito Federal.”
–¿Cómo se dio la invitación de Calderón para que el Papa venga a México?
–En realidad, desde hace más de cuatro años el presidente viene invitando a Benedicto XVI. En junio de 2007, durante un viaje al Vaticano, Calderón se reunió con el Papa y lo invitó por primera vez a México. La segunda invitación se la hizo en enero de 2009, durante el Encuentro Mundial de las Familias que se realizó en la Ciudad de México. La tercera y última invitación fue el pasado 1 de mayo, durante la beatificación de Juan Pablo II en Roma, a la que asistió Calderón.
–¿Qué características diplomáticas y protocolarias tendrá la visita?
–Bueno, Benedicto XVI vendrá en calidad de jefe de Estado y como tal será recibido por Calderón. Quizás él lo reciba personalmente en el aeropuerto al momento de su llegada, o bien, puede ser la canciller Patricia Espinosa. Después, el presidente y el Papa tendrán uno o dos encuentros de carácter privado. Así es como se estila.
–¿Por qué escogería el Papa 2012 para venir a México?
–Quizá porque se cumplen 20 años de haberse reanudado las relaciones entre México y la Santa Sede… Pero también debe tomarse en cuenta que es un año electoral, muy decisivo para el país y con muchos intereses en juego. Eso no puede pasarse por alto.

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