López Obrador ríe cuando recuerda cómo se acercaban mujeres y hombres, la mayoría jóvenes, que lo saludaban metiendo una de sus manos a la ventana de su camioneta, mientras en la otra malabareaban vasos de cerveza.
“Nadie nos
faltó el respeto”, dice asombrado el candidato de la izquierda y sonríe
divertido cuando recuerda que fueron varios minutos en los que fue
rodeado por muchas jovencitas que se salieron de los bares de la costera
para saludarlo, para tomarse una foto.
López Obrador salió de la
muchedumbre como una celebridad, entre saludos y flashes de las cámaras,
sin bajarse de la camioneta, mientras sus escoltas abrían paso pidiendo
permiso a los motociclistas que hacían rugir sus potentes máquinas.
En
los videos tomados por sus acompañantes se ve a jovencitas con poca
ropa y en traje de baño acercándose a la camioneta blanca donde viajaba
el candidato presidencial que de pronto se perdía entre la muchedumbre.
Se
escuchan los gritos de “presidente, presidente” y una masa de gente y
moticletas moviéndose alrededor del vehículo de donde salía la mano del
tabasqueño saludando, agitándose, estrechando a otras manos en ese mar
de noctámbulos.
Minutos más tarde, ya en el hotel donde pernoctó,
López Obrador y sus escoltas bromeaban con los reporteros de su aventura
nocturna. “Salimos bien librados”, decía uno de los guardias personales
del candidato, quien seguía exultante: “Sin quererlo hicimos un acto de
campaña”.
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