Óscar Naranjo, asesor en materia de seguridad de EPN.
Foto: Eduardo Miranda
Foto: Eduardo Miranda
Naranjo, a quien el virtual candidato ganador de la elección presidencial, el priista Enrique Peña Nieto, ofreció el puesto de “asesor externo en materia de seguridad”, sugirió a México “reinventar” su respuesta contra el narcotráfico y otorgar más voz a la ciudadanía.
En Washington,
ante representantes de los medios de comunicación, el colombiano señaló
que cuando aceptó ser asesor en seguridad del exgobernador mexiquense,
“lo hice con la convicción de que él también tiene unas profundas
convicciones de que no habrá ni treguas ni pactos con el narcotráfico”.
Y auguró:“Llegó la hora de ahogar un poco la voz de los victimarios para empoderar la voz de las víctimas”.
En
la sede del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el exjefe de la
Policía Nacional de Colombia aseguró que para frenar la fuerza del
crimen organizado debe combinarse la política nacional con las alianzas
internacionales.
“A un fenómeno transnacional se le enfrenta con
una estrategia transnacional. Ningún país de manera insular y aislada
puede obtener victorias ni tempranas ni definitivas” en la lucha contra
el narcotráfico y la inseguridad.Añadió:
“No sólo Estados Unidos, sino el mundo entero debe aliarse con México para ayudarle a superar el reto del crimen transnacional”.
Hace falta, insistió, un enfoque regional y transnacional con el crimen, pero la solución del problema mexicano –destacó– está en mano de los mexicanos.
Naranjo, quien también será contratado en el BID para
formular recomendaciones y análisis, manifestó que la seguridad debe ser
una política estatal “no sujeta a las controversias partidistas”.
En este sentido, aseguró que Peña Nieto contaría con un “gran activo” para continuar en el combate de las drogas.Ese “activo”, según el general, es la política desarrollada por el actual jefe del Ejecutivo mexicano, Felipe Calderón, de quien destacó su “valentía” y sus “logros” en la detención de narcotraficantes y en las armas incautadas durante sus seis años al frente del gobierno.
Y más: admitió que el narcotráfico y la violencia en Colombia y en México no son comparables, pues hacerlo, dijo, sería “un error metodológico, conceptual y político”.
Remató:
“Lo único que compartimos los mexicanos y los colombianos es la tragedia surgida del narcotráfico”.
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