Felipe Calderón concluye su gobierno obstinado en cerrar, no con broches de oro sino de hojalata,
obras como la hidroeléctrica La Yesca, a la que sin recato ni consulta
alguna al país le impuso el nombre del exdirector de la Comisión Federal
de Electricidad (CFE), Alfredo Elías Ayub –por muchos años cabeza
visible del cártel de la Electricidad– que por 12 años devastó a
la paraestatal hasta alejarla del pregonado nivel de “clase mundial”,
pero cerca de los linderos de su quiebra técnica, en brazos de la
corrupción y las trasnacionales.
Aquí,
en nuestro habitual espacio en Contralínea, publicamos una serie de
artículos en los que dimos razón de las incontables tropelías cometidas
por el exfuncionario que se ancló a la Dirección General de la Comisión
en el último tramo del sexenio de Ernesto Zedillo, ratificado en el
cargo por los gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón no por ser
proclive a los deberes públicos, sino a la zalamería y la
incondicionalidad. Malas artes de la política donde suelen incubarse
fácilmente la corrupción y la entrega de los recursos del país a los
intereses extranjeros, papel que Elías Ayub desempeñó al pie de la letra y de acuerdo con los principios antinacionalistas de ambos mandatarios.
Sin caer en el terreno de las exageraciones, podemos afirmar que el
exfuncionario, inexplicablemente “homenajeado”, es responsable directo
no sólo de millonarios quebrantos a la CFE, sino de la más atroz de las
entregas de la industria eléctrica nacional a los monopolios
internacionales. Podría decirse que es, en nuestros días, una de las más
perfeccionadas reencarnaciones de Antonio López de Santa Anna, el
hombre que cedió la mitad de nuestro territorio nacional a Estados
Unidos.
Su ascenso al nivel de casi prócer nacional por parte de Felipe
Calderón no debe de aceptarse, pues hacerlo constituye una burla y un
agravio público a los millones de usuarios en el país que han sido
esquilmados por las altas tarifas eléctricas de la Comisión Federal de
Electricidad, y que como otros tantos millones de mexicanos han tenido
que pagar de sus bolsillos, vía impuestos, obras y proyectos donde los
beneficiarios directos son poderosas empresas trasnacionales, a las que
Elías Ayub terminó por entregar más de la mitad de la generación de la
energía eléctrica en nuestro territorio, y con ello, una de las áreas
estratégicas para el desarrollo económico del país.
Calderón baja la cortina de su pésima administración
honrando con inmerecidos reconocimientos públicos a sus amigos,
cómplices e incondicionales que se encuentran atorados en la fangosa
esfera de la corrupción. Imposible por ello que explique a los
mexicanos la razón que lo orilló a bautizar a La Yesca con el nombre de
un capo embozado como servidor público. Los casos de corrupción en la
CFE ofrecen un variado y surtido catálogo de fechorías, que tuvieron
como uno de sus más notorios promotores al hoy procesado Néstor Moreno
Díaz, exdirector operativo de la paraestatal cuya influencia e impunidad
se debieron a la abierta protección otorgada por el aspirante a prohombre nacional, Alfredo Elías Ayub.
Pero además figuran en la lista de protegidos otros consentidos del
exdirector, como es el caso de Arturo Hernández Álvarez, quien ocupó
con antelación el cargo de Moreno Díaz (hasta abril de 2007) y cuyo
nombre apareció también en las cortes estadunidenses, ligado de forma
indivisible al de Néstor Moreno en la extensa red de corrupción de la
paraestatal; asimismo, fue el enlace de los negocios turbios de la
dependencia con el SUTERM (Sindicato Único de Trabajadores Electricistas
de la República Mexicana). Hernández se ha ocultado en su condición de
jubilado para tratar de evadir la acción de la justicia, pero es uno de
los más connotados pájaros de cuenta del cártel de la Electricidad.
En consecuencia, muchas dudas asaltan el razonamiento de millones
de mexicanos, entre ellas: ¿cómo puede concebirse que en la mente del
aún presidente se alimente la idea de elevar a la categoría de insigne
mexicano a quien permitió que, en sus narices, Moreno Díaz
recibiera yates y ferraris? ¿Acaso Calderón ni siquiera tiene
conocimiento de los expedientes integrados tanto en la Auditoría
Superior de la Federación como en la Secretaría de la Función Pública,
donde quedan pendientes por aclarar cuantiosos desfalcos a la
paraestatal, vía obras sin licitación y materia de trabajo entregada en bandeja de plata a contratistas?
Lo hemos denunciado en nuestras entregas y lo ratificamos ahora:
debido a la política antinacionalista de los gobiernos panistas a los
que sirvió de manera irrestricta Elías Ayub, se ha terminado por
hipotecar al sector eléctrico al menos en las próximas tres décadas. De
2000 a 2011, el patriota exdirector de la CFE dio su autorización
para que la Comisión Reguladora de Energía otorgara 772 permisos a
productores independientes y a productores externos, figurando en la
lista de afortunadas empresas extranjeras Iberdrola, EDF Internacional,
Unión Fenosa, Mitsubishi, Intergen, Transalta, AES y otras más, con las
que Elías Ayub pactó contratos para la compra obligada de la energía que
ya generan con nuestros propios recursos, tanto naturales como
públicos, hasta por 25 años.
Esta política entreguista le había costado, hasta diciembre de
2009, más de 268 mil millones de pesos a las finanzas públicas, monto
que llegará a 1.6 billones de pesos en 2041, año establecido como fecha
de vencimiento en algunos de los convenios leoninos otorgados a las
firmas extranjeras por el exfuncionario, y cuya conducción de la CFE no
sólo terminó de hinojos ante las trasnacionales, sino que redujo
su capacidad de generación, convertida paulatinamente en revendedora de
la energía de las firmas extranjeras.
Calderón presume al país La Yesca, pero la ostentosa obra no altera
en lo absoluto el proyecto para desnacionalizar la industria eléctrica
nacional, que ya se ha puesto en marcha, debilitando la infraestructura
que a los mexicanos costó décadas de trabajo erigir. Retomemos los
siguientes datos para refrescarle la memoria al entreguista presidente y
a su cómplice: mientras en 2000, la Comisión Federal de Electricidad y
Luz y Fuerza del Centro generaban a nivel nacional 191 mil 400
gigavatios/hora (GWh), y los permisionarios privados apenas llegaban a
los 12 mil 200 GWh, para 2009 los particulares habían logrado producir
105 mil 900 GWh, mientras que el sector público cayó a los 157 mil 900
GWh.
Razón por la cual también se ha demostrado que uno de los motivos
oficiales para desaparecer a Luz y Fuerza del Centro era precisamente dejarles el campo libre
de la zona centro del país a las trasnacionales, en su papel de
abastecedoras de la CFE. Energía más cara que han terminado por pagar
los millones de consumidores a través de los elevados costos en los
recibos de luz.
Al cierre del segundo trimestre de este año, los pasivos de la CFE
llegaron a los 849 mil 467 millones de pesos, mostrando un crecimiento
de 92 mil 699 millones respecto del mismo periodo de 2011, cuando la
cifra alcanzó los 756 mil 768 millones de pesos. Lastimosa quiebra que
nos autoriza a sancionar a quien desde la Presidencia enaltece a los
modernos traidores de la patria y cuyo reconocimiento equivale a
despojar a Juárez de su hemiciclo para reemplazarlo por Santa Anna.
Alfredo Elías Ayub es ejemplo de tal infamia histórica, guardadas las
proporciones, claro está.
*Secretario general del Sindicato Mexicano de Electricistas
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