MÉXICO, D.F. (proceso.com.mx).- Porque “el silencio es más poderoso” como protesta, Saúl Hernández, líder de Los Caifanes, lanzó un llamado en pro de los estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa en el Vive Latino, como parte del cierre de la segunda jornada del Festival de este sábado.
Frente a 65 mil almas, el vocalista clamó por “43 segundos de silencio” y cuya cifra es el número de los estudiantes normalistas, mientras en el par de pantallas laterales del escenario principal se veía un reloj dando cuenta de ello uno a uno y segundo a segundo.
Al finalizar este mutismo por parte de los fans, se escucharon los acordes de la rola Antes de que nos olviden, para dar paso al recital luego de que apenas en 2011 dieron show en el mismo festival como parte de su reencuentro.
Los dioses ocultos, La célula que explota y La negra Tomasa fueron parte del repertorio durante la presentación de esta banda que inició su entrega musical pasadas las 21:00 horas ante una lluvia intensa pero intermitente.
Como parte de esos llamados de protesta también se sumó José Fors con su banda La Cuca, quien al estar en el escenario Tecate Titanium repleto de espectadores dedicó su canción En nombre del rocanrol contra “el más alto mando del Gobierno” por el caso Ayotzinapa, luego de sumar temas como La pucha asesina” e Hijo del lechero.
Bajo ese ambiente contestatario resonó el Vive desde la recepción a las 13:00 horas, donde se puso en alto al rock en paralelo a los problemas políticos y sociales del país.
Sin embargo, Jorge Martín del Campo, líder de La Revolución de Emiliano Zapata, con su “Nasty Sex” considera que es un logro que exista un festival como el Vive: “es una maravilla que exista, porque en nuestro tiempo de los 70 todo era distinto, muchas veces teníamos que ocultarnos para tocar, teníamos que hacerlo en las calles o en hoyos funky, ahora existe mucha libertad y debemos aprovecharla, el Vive es ese lugar de lo que debemos sentirnos contentos, en un país en el que falta cultura”.
Y así se sentía paso a paso esa libertad en cada espacio del Foro Sol, con asistentes en su mayoría jóvenes, que podían gozar de gritar, brincar, beber y entrarle al slam sin ninguna clase de restricción.
Pues como dice Paco Familiar, vocalista de DLD: “la música es para congregar, los sonidos siempre llevan a otro lugar, no importa de dónde vengas o lo que defiendas, nos une la música”.
Del mismo modo lo expresa la cantante británica Natalia Gastiain de Molotov Jukebox, “aquí todo es genial, verlos bailar sin parar, no apagados como en Europa”.
Por otra parte, en el circuito de 360 grados que es de las novedades del festival ante las modificaciones que tendrá el Foro porque recibirá próximamente a la Fórmula Uno, se puede descubrir en recorrido diversos espacios de diversión, que va desde una rueda de la fortuna, una cancha de futbol rápido, una sala de firmas de autógrafos, además de puestos del Tianguis Cultural del Chopo.
De igual modo también es el área para las marcas, que en sus stands se pueden ver desde tenis Vans, bebidas como el ron Capitán Morgan, desodorantes Rexona, Coca Cola y Telcel, por mencionar algunas, que están en plena convivencia con edecanes que atraen a los paseantes.
Entre las propuestas que resaltan es la exposición de guitarras Gibson monumentales, donde los chavos aprovechan para tomarse fotos en figuras que están intervenidas artísticamente con creaciones que hacen alusión a bandas como Slash, Fobia y Molotov.
Asimismo hay una especie de oasis para apreciar documentales en la Carpa Ambulante, donde los presentes acostados miran filmes como Pulp del director Florian Habicht o ¿Es feliz el hombre que es alto?, que es una charla animada con Noam Chomsky bajo la dirección de Michel Gondry. Así se siente el Vive Latino en espera de su última entrega del domingo.
Fuente: Proceso
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